¿Qué causó la masacre en una escuela primaria en Uvalde, Texas (Estados Unidos), que cobró la vida de 19 niños y dos maestras? La respuesta, dice un Arzobispo católico, está en la cultura de muerte que impera en la sociedad.
Entrevistado por ACI Prensa, el Arzobispo de San Antonio, Mons. Gustavo García-Siller, señaló que mientras “todos queremos explicaciones muy ‘santas’ y ‘sabias’”, pocos están dispuestos a asumir que “la causa es una sociedad de cultura de muerte y con instrumentos que matan”.
El Prelado, que días atrás denunció la “idolatría” de las armas que se vive en Estados Unidos, y especialmente en Texas, y alentó a que se aprueben leyes para restringir su acceso, lamentó que las autoridades “no se quieren comprometer a tomar reacciones más eficaces y más radicales”.
“¿Quieren resolver la situación? ¿Quieren saber qué está pasando? Hay una cultura de muerte. La persona es descartada desde su concepción hasta la muerte natural”, dijo.
Además, recordó que en “la Iglesia decimos: hay que proteger a toda persona humana”.
El 24 de mayo, Salvador Ramos, un joven de 18 años, ingresó con un fusil AR-15 a la escuela primaria Robb Elementary School, en Uvalde, a unos 130 kilómetros al oeste de San Antonio, y asesinó a 19 niños y a dos maestras, y dejó heridos a muchos más, antes de ser abatido por las autoridades.
El 80% de los 15 mil habitantes de Uvalde son hispanos, y una importante cantidad son católicos. En la parroquia Sacred Heart (Sagrado Corazón), la única en la ciudad, se tienen programados un total de 11 funerales.
Mons. García-Siller, a cuya arquidiócesis pertenece Uvalde, se ha mantenido cerca de la comunidad afectada desde el día del tiroteo.
El miércoles 1 de junio, el Arzobispo de San Antonio presidió el funeral de los esposos Irma y José García.
Irma fue una de las dos maestras asesinadas el 24 de mayo. José falleció dos días después de un paro cardíaco, al no poder soportar el dolor de la pérdida. Irma y José dejan cuatro hijos, de 23, 19, 15 y 13 años.
Para el Arzobispo de San Antonio es necesaria en el país “una conversión de mente y corazón” para reconocer que todas las personas tienen “la misma dignidad”.
El Prelado destacó que desde el inicio de la tragedia “pude notar que la gente estaba viviendo desde la fe lo difícil de la situación”.
“Siempre se mantuvo el tema de la esperanza, porque aunque ha habido muchas pérdidas para Dios nadie se pierde”, dijo, subrayando que “Dios en su misericordia va a rescatar a todo el que quiera”.
Además, subrayó, “no escuché de ninguna a las familias que pude visitar” cosas como “dónde está Dios”.
“Ellos entienden que alguien con una problemática particular entró y disparó y mató a sus seres queridos”, dijo, y subrayó que “lo que nos toca a nosotros entonces es seguir acompañando a la comunidad”.
La Arquidiócesis de San Antonio y Caridades Católicas han instalado dos centros de escucha y consejería para la comunidad de Uvalde. Uno se encuentra al lado de la parroquia Sacred Heart y otro muy cerca, junto a la escuela del mismo nombre.